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Sol LeWitt. Dibujos 1958-1992

Sol LeWitt (Hartford, Connecticut, 1928) pertenece a la generación de creadores que, a lo largo de la década de los sesenta, convulsionó la escena artística con una nueva propuesta estética conocida como arte minimalista. Pero también es importante situar a LeWitt en un lugar central de la historia del arte conceptual. Su interés en los estadios conceptuales que preceden a los aspectos físicos de la creación artística y el rechazo del énfasis en el efecto final constituyen una aportación decisiva al discurso en torno al arte.

El minimalismo engloba los movimientos artísticos que tienen como objetivo reducir la pintura y la escultura a lo esencial de la abstracción geométrica. El arte minimalista eliminó la imaginería figurativa y el espacio pictórico ilusionístico en favor de una imagen única, a menudo compuesta de partes más pequeñas organizadas de acuerdo a una cuadrícula. Pese a esta tendencia hacia las composiciones matemáticamente regulares, las obras minimalistas muestran una gran diversidad: desde la evocación de lo sublime inherente a las telas monocromas de Agnes Martin y Robert Ryman, hasta los rigurosos ensayos de geometría de Robert Mangold o Brice Marden.

Al final de la década de los sesenta, con la evolución de sus protagonistas y la incursión de una nueva generación de creadores que veían el minimalismo como el último escalón del arte de vanguardia, el panorama artístico se abrió hacia nuevas concepciones, caracterizadas en gran medida por la heterogeneidad y la síntesis.

Partiendo del minimalismo, Sol LeWitt protagonizó una evolución estilística y teórica personal que le llevó a postular las bases de una nueva corriente artística denominada arte conceptual, de la cual se le considera uno de los primeros representantes. Como respuesta ante los elementos más simplificadores del arte minimalista, publicó Paragraphs on Conceptual Art (1967) y Sentences on Conceptual Art (1969), donde intentaba dar a su obra una base teórica que ha mantenido hasta la actualidad.

«En el arte conceptual, la idea o el concepto es el aspecto más importante de la obra. Cuando un artista utiliza una forma conceptual, hay que entender que previamente ha realizado todo un proceso de planificación y de toma de decisiones, de forma que la ejecución pasa a ser una cuestión mecánica. La idea se convierte en una máquina que crea arte. Este tipo de arte no es teórico, ni ilustra teoría alguna; es intuitivo, está implicado en todos los procesos mentales y no tiene ningún objetivo concreto.»

En cuanto a la ejecución de la obra de arte, LeWitt la describe como un proceso que se realiza de un modo mecánico y ciego. Esto significa que el plano del artista puede resumirse mediante un código explícito, fácil de descifrar, tanto si el artista es el ejecutor de la obra como si no lo es. La relación del LeWitt con el arte es similar a la del diseñador con sus diseños. El artista dibuja experimentos, crea hipótesis y después las entrega a un amigo matemático, a sus colaboradores o a un impresor. El artista es el centro de una red de actividad en la que inventa tareas para que otros las realicen, en la que produce ideas para que otros las sopesen y materialicen como objetos.

Esta dicotomía entre concepción y ejecución es la esencia de la obra de LeWitt, y en ambos estadios de la creación, contra lo que pudiera deducirse con una simple ojeada a los ejercicios seriados de este artista, el azar, la libertad y el placer se manifiestan con toda plenitud.

Con esta exposición, constituida por una colección de más de 400 dibujos y gouaches, el espectador tenía la oportunidad de descubrir un universo de sistemas, con los códigos y las divisiones que lo estructuran. Se trata de uno de los aspectos más desconocidos de la producción de LeWitt: obras de pequeño formato creadas en la intimidad del taller, piezas cruciales para entender la producción, y por tanto, la evolución de este creador.

La muestra era una trayectoria cronológica a través de la producción gráfica de LeWitt. Desde los primeros dibujos realizados en los años cincuenta y que funcionan aún como esbozos o como estudios de formas geométricas, hasta los sistemas repetitivos de módulos cúbicos donde el artista intenta reducir al máximo la expresividad subjetiva. Incluía también los dibujos de líneas, que traduce en palabras con extrema precisión, para que no haya ninguna duda respecto a la longitud, la dirección y la distancia de las líneas a la hora de ejecutar la obra. La muestra se cerraba con uno de sus trabajos más recientes: las composiciones constituidas por franjas de tinta de color, sustituyendo a las líneas rectas y curvas que ha abandonado progresivamente.

En todas las formas artísticas que ha utilizado, LeWitt parte de unos estudios preliminares que son portadores del concepto ideado por el artista y constituyen un paso previo para su posible realización. En este sentido, una panorámica sobre la producción de dibujos de LeWitt permite al espectador captar la exhaustiva producción de este artista a lo largo de más de treinta años de trabajo.