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Oriol Vilanova. Domingo

La exposición «Domingo» ha transformado la Fundació Antoni Tàpies en un museo de todas las épocas y ámbitos geográficos que turistas de otros tiempos han compartido a través de un formato tan modesto como es la carta postal.

El coleccionismo compulsivo al que Oriol Vilanova se rinde los domingos escarba en las ruinas de la sociedad del espectáculo, la misma que impulsó una ingente producción y circulación de imágenes. Tal como imagina el artista “los mercados de pulgas ahora son santuarios” en los que un objeto tan banal como la tarjeta postal sigue brillando entre el polvo.

Domingo tras domingo, Oriol Vilanova (Manresa, 1980) se adentra en los mercados de pulgas. Allí acostumbra a adquirir postales que en otro tiempo circularon por todo el mundo. Su estado natural, hoy en día, es el de una máxima dispersión, una impresión que se agrava al comprobar que en los encantes estas imágenes conviven con libros usados, revistas, cómics, cromos, sellos, monedas, películas y videojuegos desechados. Domingo (2017), la instalación que ocupa los dos espacios principales de la Fundació Antoni Tàpies (niveles 1 y -1), muestra la totalidad de las tarjetas postales coleccionadas por Oriol Vilanova. Reunidas durante más de quince años, cada una de ellas entra a formar parte de una sección temática. La colección cuenta ya con cerca de treinta y cuatro mil postales y un centenar de secciones que permiten clasificarlas.

Dada la formación del artista, los motivos arquitectónicos son los más frecuentes. Otros temas tan diversos como arcos de triunfo, banderas suizas, carreteras, gatos, naranjas, puestas de sol y zoos, entre muchos otros, conforman un museo de todas las épocas y ámbitos geográficos. Una de estas secciones, a la que el artista se refiere con el término “inclasificables”, deja la puerta abierta a nuevas incorporaciones.

El constante crecimiento de esta obra enfrenta al artista a una promesa de acumulación perpetua. En este sentido,  Domingo adopta una forma provisional, temporal y contingente. Su réplica se encuentra al descender las escaleras que conducen a las galerías subterráneas (nivel -2).  Para ser preciso (2017) acumula en un espacio angosto y reducido el mismo número de postales que se han desplegado en Domingo .

La gestión de tal cantidad de tarjetas inspira una serie de intervenciones que modifican paredes y columnas, de la misma manera que se hace con las imágenes en un entorno digital, clonándolas comprimiéndolas o borrándolas. Así es como  Mil novecientos noventa (2017) y  Complet(2017), corren el riesgo de pasar desapercibidas. Ambas han sido instaladas en la planta de la Biblioteca de la Fundació Antoni Tàpies (nivel 1), pero su funcionalidad despierta serias dudas.

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