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Antoni Tàpies y la Universitat de Barcelona


 

Visita combinada a la Fundació Antoni Tàpies y al Edificio Histórico

Con motivo del Año Tàpies organizamos, con la colaboración de la Universitat de Barcelona, una visita combinada a la antigua Editorial Montaner y Simón, actual sede de la Fundació Antoni Tàpies, obra de Lluís Domènech i Montaner, y al Edificio Histórico de la Universidad, proyectado por Elies Rogent. Ambos edificios fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX y son ejemplos de una arquitectura que se encamina hacia la modernidad, desde el historicismo en el caso de la universidad y desde el primer modernismo en el caso de la Montaner y Simón. La visita nos permitirá conocer la historia de los dos edificios, pero también los vínculos del artista con la Universidad.

La relación de Antoni Tàpies con la Universitat de Barcelona arranca en 1944, cuando inició sus estudios en la Facultad de Derecho. Allí trabó amistad con poetas, escritores y personalidades fundamentales de las letras catalanas y la comunicación como Carlos Barral, Alfonso Costafreda, Jaime Gil de Biedma, Alberto Oliart, Joan Reventós, Josep M. Castellet, Manuel Sacristán y Josep M. Ainaud, entre otros.

Aunque nunca concluyó sus estudios, su vínculo con la universidad se reforzó a raíz de los hechos de La Caputxinada, en 1966. Tàpies fue invitado como artista catalán de renombre a participar en esta reunión clandestina en el Convent dels Caputxins de Sarrià, en Barcelona, donde estudiantes e intelectuales debatieron la creación del primer sindicato universitario democrático desde el final de la Guerra Civil. Tras algunos días de encierro, fue arrestado por la policía junto a los demás participantes y posteriormente multado (el Tribunal Supremo confirmaría la sanción impuesta al artista en 1971). Tal y como recordaba en su autobiografía Memòria personal, que empezó a redactar ese mismo año, “fue emocionante la entrada en la sala de actos hasta los topes, y la gran aclamación que nos dedicaron los estudiantes. Era la primera vez que yo tenía cierto protagonismo en un acto multitudinario, y todo esto me conmovió mucho”.

 

El compromiso cívico y político de Antoni Tàpies

Antoni Tàpies fue un artista comprometido con los acontecimientos políticos y sociales de la historia contemporánea. Aunque este posicionamiento ya se encuentra en los inicios de su carrera, será a partir de la segunda mitad de la década de 1960 cuando el compromiso con la lucha antifranquista y a favor de la democracia se hace más evidente. Tras la muerte del dictador, Tàpies a menudo estaría junto a las iniciativas cívicas y las políticas encaminadas hacia la construcción del autogobierno o la amnistía para los presos políticos, o mostraría su apoyo hacia otros pueblos oprimidos del mundo, la ecología o el antimilitarismo.

A partir de los años ochenta aumenta la demanda institucional y social de sus carteles. En este sentido destacan los carteles que realizó para iniciativas que impulsaba la Universidad junto con otras instituciones, como el cartel de la Catalan Week in New York (1983), editado por la UB, el Ajuntament de Barcelona, la Caixa d’Estalvis de Catalunya y la New York University, o el cartel para la representación de Urfaust de Goethe en el paraninfo (1983).

 

Proyectos y realización del monumento a Picasso de Tàpies

Bajo este título, en 1983 el paraninfo del Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona acogió una exposición dedicada al proceso creativo que Antoni Tàpies desplegó para crear el monumento Homenatge a Picasso (Homenaje a Picasso, 1983), que le había encargado dos años antes el Ajuntament de Barcelona. Homenatge a Picasso (1983) se instaló en 1983 en el paseo de Picasso, cerca de una de las puertas del Parc de la Ciutadella. A raíz de la restauración del monumento por parte de Pere Casanovas en 2006, la Fundació Antoni Tàpies organizó una nueva exposición en la que se mostraban los esbozos preparatorios.

Tàpies concibió el monumento como un ensamblaje de artefactos de estilo modernista —en concreto, un mueble que hace la función de sofá, espejo y armario a la vez, correspondiente también a la época en la que el pintor malagueño vivió en Barcelona— atravesados por unas vigas de hierro. Aunque el mobiliario es símbolo del confort de un tiempo y de un entorno social concretos, las vigas —que sugieren la Barcelona industrial de entonces— representan la incomodidad de la revuelta. La obra se completa con unas sillas apiladas que están atadas con cuerdas y unas mantas blancas desplegadas con frases escritas en la parte inferior, entre las que destaca una que reza “un cuadro no es para decorar un salón, sino que es un arma de ataque y de defensa contra el enemigo”. Por tanto, la obra también quiere hacer énfasis en la función social del arte.

La exposición se pudo visitar entre el 7 de abril y el 18 de mayo de 1983. Fue impulsada por la Facultat de Belles Arts, que dedicó a la muestra un número especial de su boletín, en el que se incluía un esquema de los elementos de la exposición, acompañado de los dibujos preparatorios y de varios textos que reflexionaban a partir del monumento, ilustrados por un amplio reportaje fotográfico de Francesc Català-Roca.

La inauguración fue un gran evento institucional, que contó con la presencia de importantes personalidades del mundo de la política y la cultura del momento: Jordi Pujol, entonces presidente de la Generalitat de Catalunya; Max Cahner, Conseller de Cultura; Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona; Joan Guitart i Agell, Conseller d’Ensenyament; Josep Maria Cullell, Conseller de Política Territorial i Obres Públiques; José María Maravall, Ministro de Educación y Ciencia, y Tomás de la Cuadra-Salcedo, Ministro de Administración Territorial del Gobierno de España, entre otras personalidades. La Universitat organizó un ciclo de conferencias en torno a la exposición, entre las que destaca la que impartió Alfonso Pérez Sánchez, director del Museo del Prado, bajo el título Monumento y pintura.

 

Doctor Honoris Causa

El 22 de junio de 1988, a petición de la Facultad de Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona, Antoni Tàpies fue investido Doctor Honoris Causa, siendo apadrinado por la Dra. Inmaculada Julián, quien, en n su discurso, repasó la trayectoria del artista desde sus inicios en la década de 1940, pasando sus diversas etapas y concluyendo con su definición como “un artista que sin ser un profesor de la casa ha sido un maestro para muchas generaciones de la Facultat de Belles Arts, dada la valía, solidez y conceptualidad de su obra”.

La ceremonia tuvo uno de sus puntos culminantes en el emotivo discurso sobre arte y espiritualidad pronunciado desde el púlpito del paraninfo, en el que abordaba diversos temas: la función social del arte como vía de conocimiento y medio de transformación de la conciencia y de la conducta, la vigencia de ciertas experiencias espirituales y contemplativas y su adaptación a las necesidades actuales, así como la importancia del trabajo del artista como contribución a la lucha contra el mercantilismo y la banalización. Su parlamento, titulado Arte y espiritualidad, concluyó con las siguientes palabras:

La cuestión es que, como tantas veces se ha discutido, una cosa son las buenas intenciones espirituales o morales y otra que, además, se posea aquel conjunto de cualidades, o dones artísticos, que caracteriza a determinadas personalidades; todo aquello, al fin y al cabo, que hace que el arte sea verdaderamente Arte, con todos los enigmáticos mecanismos, complejidades y aventuras que le son propios, pero donde el mundo “espiritual”, como hemos visto, no deja de ser nunca su fundamento imprescindible e inseparable.

 

Reservas: visitasguiadas@ub.edu

Observaciones: Se recomienda llevar calzado cómodo. Los espacios que se visitan en el Edificio Histórico de la Universitat de Barcelona no son accesibles para personas con movilidad reducida.



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