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Shoot Shoot Shoot

La primera década de la London Film-Makers’ Co-operative y el cine de vanguardia británico 1966-1976.

Programa de vídeo.

La London Film-Makers’ Co-operative se fundó en 1966, tomando como modelo el centro de distribución regido por artistas que había creado Jonas Mekas junto con el New American Cinema Group.

Ambas organizaciones tenían una política de admisión abierta y aceptaban todas las solicitudes sin someterlas a valoración, pero la Co-op era única porque incorporaba los tres aspectos clave del cine de artistas: producción, distribución y exhibición en una única instalación.

Pioneros como Len Lye, Antony Balch, Margaret Tait y John Latham habían hecho ya películas personales muy notables en Gran Bretaña, pero a mediados de los sesenta, el interés en el cine underground estaba creciendo. A su llegada de Nueva York, Stephen Dwoskin demostró y promovió las posibilidades del cine experimental y muy pronto, la Co-op se convirtió en un centro dinámico de discusión, producción y presentación de cine de vanguardia. Algunas figuras clave, como Peter Gidal, Malcolm Le Grice, John Smith y Chris Welsby adquirieron prestigio internacional. Muchos otros, como Annabel Nicolson y el independiente y prolífico Jeff Keen, trabajaron más allá de los límites entre película y performance y siguieron siendo relativamente desconocidos, o por lo menos, sus trabajos fueron poco vistos.

La Co-op afirmaba la significación del cine británico en sintonía con las tendencias internacionales, mientras sobrevivían en precario en una serie de edificios casi ruinosos. Durante este periodo, la dureza física de la lucha de la organización contribuyó a la naturaleza rigurosa y formal de las películas. Mientras dominaba la perspectiva estructural, alimentando las tendencias de interior y de paisaje, los cineastas británicos también hicieron significantes innovaciones con películas multipantalla y programas de cine expandido, produciendo obras cuya esencia se definía por su condición efímera. Muchas de las obras quedaban en el intramundo entre película y bellas artes y no parecían encajar nunca ni en las salas de cine ni en los espacios expositivos.

Shoot Shoot Shoot, un amplio programa retrospectivo y un proyecto de investigación, devuelve esas obras extraordinarias a la vida.