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Mangelos nº 1 – 9½

Dimitrije Bašičević (Šid, 1921 – Zagreb, 1987) era historiador del arte, crítico y comisario de exposiciones en distintas galerías de la ciudad de Zagreb. Simultáneamente, aunque su trabajo en este campo era menos conocido, trabajó como artista bajo el seudónimo de Mangelos (el nombre de un pueblo cerca de su ciudad natal, Šid).

Dimitrije Bašičević pertenecía a una generación que creció durante la ocupación de su país en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, en una época de violencia, pobreza, campos de concentración y decadencia moral. Una generación que tuvo que interrumpir su escolarización y que sólo reanudó sus estudios al finalizar la guerra. Para escapar a los peligros inminentes de la época, Bašičević abandonó su país y se trasladó a Viena, donde estudió historia del arte. Más tarde, regresó a Yugoslavia, donde participó en la resistencia durante un breve período de tiempo.

En 1949, Bašičević se licenció en Historia del Arte en la Facultad de Filosofía de Zagreb, donde también se doctoró en 1957. Mientras trabajaba como crítico de arte y comisario de exposiciones en Zagreb, adoptó el seudónimo de Mangelos, con el propósito de desarrollar sus teorías y crear obras de arte que él mismo no consideraba arte en aquella época. Resulta difícil determinar exactamente cuando y cómo empezó a trabajar como artista, ya que mantuvo su obra en la más estricta intimidad hasta mediados de los años sesenta.

Como él mismo había vaticinado, Dimitrije Bašičević Mangelos murió en 1987 a los 66 años; su manifiesto-Šid, publicado y expuesto en 1978 en Zagreb, que dividía su vida en nueve «Mangelos» y medio, finalizaba precisamente en el año de su muerte. En este manifiesto, se refería a la «teoría biopsicológica», de la que había oído hablar por primera vez en la escuela de su ciudad natal. Según esta teoría, las células del organismo humano se renuevan completamente cada siete años, lo que da lugar a personalidades completamente distintas en cada ser humano. Mangelos utilizó esta teoría para explicar las obras de la primera y última época de varios artistas -Rimbaud, Van Gogh y Picasso- y de su propia producción, clasificando y fechando sus obras de acuerdo con los nueve Mangelos y medio en que había dividido su vida.

El Mangelos Nº 1 era un chico provinciano, que vivía en Šid; el Mangelos Nº 2 era alumno de la escuela primaria y la escuela secundaria; el Mangelos Nº 3 escribía poemas en sus cuadernos y rendía tributo a amigos y familiares asesinados durante la guerra con rectángulos negros a los que más tarde denominó paysages de la mort y paysages de la guerre; el Mangelos Nº 4 registró sus primeros alfabetos en libros que había pintado de negro y estudió historia del arte; los Mangelos Nº 5 y Nº 6 ya estaban profundamente comprometidos con la actividad artística, pintando tabulae rasae, paysages, antipeinture, Pythagoras, nostories, etc. y participando en la obra del grupo de vanguardia Gorgona, que trabajó activamente en Zagreb entre 1959 y 1966, y cuyos miembros basaban sus radicales proyectos en ideas antiarte. Los Mangelos Nº 7, Nº 8, Nº 9 y Nº 9½ formulaban teorías sobre arte, cultura y civilización en folletos, así como en paneles de cartón y globos terráqueos.

Dado que no es fácil datar las obras de Mangelos (empezó a exponer en 1968 y dató sus obras de acuerdo con su teoría biopsicológica, algunas veces con la fecha en qué surgía la idea para la obra y no siempre coincidiendo con el momento en que las realizaba), esta exposición no se ha concebido como una antología cronológica de su trabajo. Trata de los distintos temas -«paisajes de guerra», «paisajes de muerte», «Pitágoras», «alfabetos», «palabras», «antipinturas», «no historias y manifiestos»- que Mangelos repitió durante toda su vida.

Según esta última clasificación realizada por Mangelos, su trabajo se inicia en el período de la posguerra con grupos de obras: «paisajes de muerte», «paisajes de guerra», «paisajes», «tabulae rasae» (superficies monocromas blancas y negras con texto escrito debajo), que utilizaba para expresar el olvido y el punto de partida de un nuevo comienzo. El hecho de escribir sobre estas pizarras vacías se correspondía, por una parte, al deseo de empezar de nuevo y, por el otro, a un intento de negar la pintura. Utilizando la posición antiarte del grupo Gorgona, Mangelos negaba la pintura, acentuando el factor racional del arte. Posteriormente, escribió ideas, poesía (no historias) y manifiestos en negro, blanco y rojo, en caligrafía entre líneas, en una forma híbrida de escritura y pintura en cuadernos, sobre tablas de madera y globos terráqueos.

En su intento de negar la pintura y luchar contra su lado irracional, Mangelos pintaba letras de distintos alfabetos, dándoles una forma geométrica y transformándolas en pinturas abstractas, en las que los caracteres eran algunas veces irreconocibles y, como afirmaba él mismo con humor, llegaban a ser incoherentes. Mangelos recurría frecuentemente a los caracteres glagolíticos. El alfabeto glagolítico se introdujo en las comunidades de lengua eslava a finales del siglo IX y se utilizaba para escribir la liturgia eslava de la iglesia católico romana. Mangelos también negaba la pintura utilizando otras técnicas, como la serie «antipintura», en la que frases como negation de la peinture, antipeinture o nopainting están escritas en reproducciones de pinturas con líneas negras trazadas encima o pintadas de negro.

Mangelos establecía un diálogo, o más bien una discusión, con cualquier cosa que estudiaba, y sus intereses eran muy amplios, desde la filosofía y el arte hasta el psicoanálisis y la biología. Escribió manifiestos sobre papel, paneles de cartón, globos terráqueos y folletos, en los que abordaba un gran número de temas. La principal hipótesis de sus manifiestos es que la sociedad ha progresado, pero que el arte ha quedado atrás. Mangelos no creía en un arte que pudiera existir más allá de los avances del mundo moderno. Muchos manifiestos resumen la idea de dos civilizaciones, la civilización manual y la de la máquina; la primera se basa en la «ingenua y metafórica antigua manera de pensar» y la segunda en «el pensamiento funcional». Los textos eran una forma específica para expresar conceptos muy subjetivos, dominados por la teoría de la «civilización de la máquina» y el «pensamiento funcional» en la que sustentaba sus ideas sobre el desarrollo de la sociedad y el no desarrollo del arte, o, en otras palabras, sobre la crisis y la muerte del arte. El humor y la ironía estaban siempre presentes en su trabajo -en la exposición de su pensamiento, en la discrepancia entre el mensaje pretencioso y la frase banal, en el menosprecio por la autoridad, en la mezcla de distintas lenguas, especialmente alemán, francés e inglés-. A parte de los temas más presentes e importantes de su trabajo -la evolución, la historia, la conciencia y la verdad-, Mangelos trataba otras cuestiones más triviales y cotidianas, como por ejemplo un manifiesto sobre su perro Alpha (manifesto about alpha).

Habitualmente, en sus obras sobre papel, Mangelos utilizaba siempre materiales preimpresos -mapas, páginas arrancadas de libros, fundas, catálogos de exposición o libros- que cubría de pintura para utilizarlos como soporte de su obra. Su trabajo parece, pues, tener una doble vida: una primera vida oculta debajo de la pintura y otra vida conferida por el artista.

Creando su propio lenguaje y sus propias reglas, ignorando las convenciones y librando una batalla permanente contra sí mismo y los demás, Mangelos es una figura verdaderamente vanguardista, que apunta el camino hacia una nueva comprensión del arte. Pasando del arte al no arte, Mangelos creó su propia esfera de libertad, que le permitía moverse en cualquier dirección. Aunque, en su modestia, le daba poca importancia, su no arte es la búsqueda de un camino más allá de las preconcepciones, más allá de lo conocido.

Branka Stipancic