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Jana Sterbak. Velleitas

Velleitas fue un itinerario por la producción de Jana Sterbak que puso de relieve el papel de esta artista en el panorama del arte contemporáneo.

El cuerpo es el punto de partida de la obra de Jana Sterbak. Nuestro cuerpo constituye nuestra existencia, nuestra única realidad, y hace posible que nos reconozcamos nosotros mismos y en el mundo. Esta certidumbre domina las propuestas de Jana Sterbak. Los materiales que utiliza y los objetos que fabrica sugieren unas relaciones íntimas con el cuerpo humano. Órganos modelados, vestidos hechos de carne, distintos tipos de jaulas y otros mecanismos de contención generan significados que aluden al cuerpo. Así por ejemplo, Golem: Objetos como sensaciones (1979-1982) es una instalación que incorpora una serie de formas orgánicas realizadas en plomo, bronce, hierro y caucho, representando corazones, estómagos, lenguas, hígados, etc. Son íconos de la vulnerabilidad de la carne y nos recuerdan que estamos sometidos a un proceso ineludible de crecimiento y degeneración.

Porque, efectivamente, el cuerpo es efímero y adolece de unas limitaciones físicas y ontológicas. Así, del mismo modo en que el hombre ha intentado trascender las restricciones que la naturaleza impone al cuerpo humano a través de la magia, la ciencia, la tecnología o el mismo arte, Sterbak genera estrategias creativas para contrarrestar sus limitaciones físicas. Sus piezas de ropa constituyen una de estas estrategias. Sterbak les confiere la dimensión del cuerpo, los convierte en cuerpos que pueden ser habitados, alter egos soñados, cuerpos inmortales. En sus piezas de vestuario, la artista se representa a sí misma y representa sus deseos. Crea un vestuario para transgredir los límites del propio cuerpo, un cuerpo que le impide hacer y ser aquello que desea, un cuerpo, en definitiva, que tiende a la muerte. Mando a distancia II (1989) es al mismo tiempo un traje y una máquina: un autómata moderno que sugiere la ilusión de la perfecta independencia. Es el sueño de la máquina que completa y perfecciona el cuerpo humano, liberándolo de las limitaciones de la debilidad física. Sin embargo, en seguida se descubre que esta liberación es sólo aparente, ficticia.

Por otra parte, la noción de cuerpo de esta artista debe situarse en un marco más general, vinculado a nuestro modo de vivir y de establecer una relación con la sociedad. Nuestra experiencia del cuerpo consiste en una proyección de éste en el espacio, y en este sentido, podemos decir que toda la obra de Sterbak tiene una declinación arquitectónica muy importante. La arquitectura es el contenedor en el que se experimenta el cuerpo a lo largo de los distintos momentos de la vida. El proyecto conceptual Casa del dolor: Una relación (1987) es un buen ejemplo del enfoque que Jana Sterbak hace del espacio.

En general, Sterbak propone objetos y espacios mentales y físicos en los que la experiencia del espectador es primordial. Se trata casi siempre de objetos para ser utilizados de un modo real o ficticio (vestuario, coronas, perfumes, mobiliario). Por este motivo, el elemento videográfico adquiere una gran significación en la obra performativa de esta artista. El vídeo no sólo documenta las piezas presentadas, sino que además enseña las vivencias contenidas en ellas.

Toda la obra de Sterbak se mueve en una ambigüedad y un espíritu de contradicción constantes; así, sus piezas evocan la relación íntima entre atracción y aversión, entre el dolor y el deseo, entre lo masculino y lo femenino. El Diván de seducción (1986-1987) invita al espectador a sentarse, pero quien responde al reclamo recibe una descarga eléctrica. Transpiración: Retrato olfativo (1995) es un perfume elaborado a partir del sudor del compañero de la artista, y la Camiseta de pelos (1992) es una pieza de vestir femenina con vello de hombre incorporado a la altura del pecho.