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Imaginarios urbanos en América Latina: archivos

Seminario.

«Los imaginarios no son sólo representaciones en abstracto y de naturaleza mental, sino que se “encarnan” o se «in-corporan” en objetos ciudadanos que encontramos a la luz pública y de los cuales podemos deducir sentimientos sociales como el miedo, el amor, la ilusión o la rabia. Dichos sentimientos son archivables a manera de escritos, imágenes, sonidos, producciones de arte o textos de cualquier otra materia donde lo imaginario impone su valor dominante sobre el objeto mismo. De ahí que todo objeto urbano no sólo tenga su función de utilidad, sino que pueda recibir una valoración imaginaria que lo dota de otra sustancia representacional.” Armando Silva

La cuestión de la ciudad y lo urbano, la manera en que son practicados, la forma en que son representados y la medida en que esas representaciones construyen nuestra relación con las urbes son temas que han ocupado el trabajo de diferentes especialistas, estudiosos e investigadores a lo largo del tiempo. La antropología, la sociología y las artes, aunque también la semiótica y la psicología, no han sido ajenas a esa preocupación y han planteado interrogantes y respuestas diversas, siempre como consecuencia de una forma de habitar o de querer habitar las ciudades.

Imaginarios urbanos en América Latina: archivos propone un acercamiento a una de las formas en las que se ha querido entender cómo los ciudadanos representan sus ciudades a la vez que construyen nuevas relaciones con ellas. Un ciclo de conferencias, un espacio de consulta y una publicación dan acceso al conjunto de intuiciones, registros, escritos, libros y análisis que componen y materializan el proyecto, con la intención de mostrar y debatir lo que sobre imaginarios urbanos se ha dicho, y utilizando una práctica concreta geográficamente localizada. Dirigido por Armando Silva y llevado a cabo por un gran número de colaboradores en las diversas ciudades estudiadas, el proyecto cuenta ya con una larga andadura y una gran cantidad de material recopilado en sus distintas fases, un material que en su diversidad y heterogeneidad ya da una idea cabal de los retos y dificultades de la tarea acometida. En cierto modo, se trata de sacar a la luz los archivos del proyecto con la intención de que nos hablen del problema que los ha hecho existir, ofreciéndonos la oportunidad de ver cómo esos archivos han sido destilados por Silva y sus colaboradores en la serie de libros sobre ciudades imaginadas, una de las líneas troncales de su trabajo.

La estructura de los grupos documentales que el proyecto ofrece es sintomática de la complejidad del mismo. No se trata de series ordenadas y categorizadas de material, y por ello está lejos de lo que habitualmente llamamos archivo, en su sentido de depósito de información, con todo lo que de positivista tiene el término.

Tampoco tiene que ver con el archivo artístico que unifica y da sentido a series eclécticas de materiales de acuerdo con un programa estético. Este grueso documental es el rastro de una serie de reflexiones nacidas a partir del método de trabajo propuesto por su director, que desde la semiótica, la lógica y la psicología principalmente, y en colaboración con sectores académicos y grupos de investigación afines de buena parte del continente, plantea un corpus heterogéneo, con múltiples entradas, que a su vez define un marco teórico en proceso y en continuo desarrollo.

Reflexionar sobre los imaginarios urbanos a través del análisis pero también de la producción del registro fotográfico, cinematográfico, estadístico, sonoro, etcétera, permite que cada fragmento del archivo se convierta en una intuición crítica y compleja de lo que esos imaginarios son. Como algo en sí mismo inmaterial e irrepresentable, los imaginarios pueden rastrearse en los objetos, las arquitecturas y las formas urbanas, pueden sedimentarse en el habla o en los rituales ciudadanos, y aparecer en los graffiti, en las fotografías domésticas y familiares, en los escaparates o a través de los media, pero difícilmente se les puede asignar una imagen única, se resisten a ella y se modelan escapando a cualquier representación única y concluyente de sí mismos.

Frente a los relatos hegemónicos ofrecidos por los diversos gestores de lo urbano, que suelen materializarse en imágenes acabadas, maquetas de cartón piedra y cifras cerradas, este proyecto plantea la posibilidad de construir micro-relatos, a menudo conflictivos, a partir de residuos, rastros y restos, tanto físicos como virtuales, dejados por la vida intensa de la que se nutren los diversos modos de ser urbano. Porque los imaginarios, como base de un urbanismo de los ciudadanos, permiten estudiar los registros de la participación ciudadana en la construcción simbólica de la ciudad, con el fin de entender sus usos y definir otras formas posibles de habitar.

Jorge Blasco Gallardo y Nuria Enguita Mayo